domingo, 25 de enero de 2009

¿Por qué se equivocan los economistas?

La economía es una ciencia social, es decir, estudia el comportamiento de los seres humanos. Al ser una ciencia social no es una ciencia exacta como las matemáticas. Esto hace que en muchos casos las teorías y pronósticos económicos tengan fallos.

Al enfrentarse ante un mundo extremadamente complejo, como es predecir el comportamiento humano, los economistas han de basarse en modelos. Un modelo no es más que una simplificación de la realidad, consiste en seleccionar unos pocos elementos que se consideran determinantes y despreciar una multitud de ellos que se consideran poco relevantes. En base a esos elementos determinantes se construye el modelo y, si se ha acertado en su elección, el modelo nos permitirá predecir el comportamiento humano.

A continuación expondré algunas de las principales causas que producen que los modelos fallen en ocasiones:


- La condición ceteris paribus: la cláusula ceteris paribus de un modelo supone que en dicho modelo vamos elegir unos elementos como fundamentales y vamos a considerar que las demás circunstancias no varían. Lógicamente cuando las demás circunstancias varían existen grandes riesgos de que el modelo falle. Vamos a ver un ejemplo:

La función de la demanda depende de los siguientes factores: el precio del mismo (Px), el precio de los demás bienes (Py), la renta personal del consumidor (Y) y también las preferencias o gustos de los individuos (G). Podemos expresar la cantidad demandada (Q) según la siguiente función:

Q= D(Px, Py, Y, G)

La ley de la demanda nos dice que, bajo la cláusula ceteris paribus, si sube el precio de un bien se reduce la cantidad demandada y cuando baja el precio de un bien se incrementa la cantidad demandada para bienes normales. Es fácil observar que un simple cambio en el resto de variables hace que dicha ley ya no se cumpla, por ejemplo con un cambio en la moda, o si a pesar de que baja el precio del bien se incrementa el paro y la gente no tiene ingresos para comprar...

La necesidad de que el resto de condiciones no varíen para que los modelos económicos sean exactos hace que los críticos con estos modelos afirmen que los economistas son mejores pronosticando el pasado que el futuro.

- La Ley de los grandes números: es evidente que es imposible predecir qué hará una persona determinada en un momento determinado. Podemos decir que los economistas tratan de predecir la media del comportamiento de un grupo determinado de personas. Como en una distribución estadística normal podemos decir que es plenamente aplicable la denominada campana de Gauss, donde el mayor número de elementos se concentraría en los valores medios. Sabemos que la mayoría de los individuos no van a encontrarse en el punto medio pero su distribución alrededor del mismo hace que la teoría sea válida si los tomamos en su conjunto. Sin embargo existirán elementos que se situarán en los extremos de la campana y, cuando tratamos de predecir uno de dichos casos, es cuando obtendremos errores en nuestra teoría.



Cuanto mayor sea el número de casos estudiado, por la aplicación de la ley de los grandes números, más probabilidades hay de que se cumpla la previsión y, por tanto, menor el porcentaje de error. Por ejemplo, si afirmamos que el 80% de la población consume ropa de marca y analizamos a 5 personas, es muy fácil que haya 2 personas de esas 5 que no consuman ropa de marca, rompiendo la estadística. Pero si analizamos a 1000 personas, es más fácil que nos acerquemos al 80%.

- El concepto de homo economicus: los economistas consideran que los ciudadanos se comportan de forma racional. Veamos como ejemplo la teoría sobre la que se basa la curva de demanda clásica: la teoría de la utilidad marginal.


La utilidad marginal es la cuantificación de la utilidad que le brinda a una persona la última unidad consumida de un bien. La teoría se basa en que las personas saben si un bien les proporciona mayor utilidad que otro a la hora de adquirirlo. Es más, se considera que el consumidor a la hora de hacer la elección analiza todos los beneficios que le proporciona cada bien y sus costes. Cuando en dos bienes los beneficios son superiores a los costes entonces adquirimos el bien con beneficios más altos.

Por esta concepción del ser humano se acusa a los economistas de basar su ciencia en un homo economicus egoísta y frío. Se puede observar que ese tipo de razonamientos se puede realizar con bienes de elevado valor (por ejemplo cuando compramos un coche mucha gente si que comparará características, y qué coche se acopla más a sus necesidades, aunque mucha otra sólo lo comprará porque le gusta más su diseño y le dará todo lo demás igual). Sin embargo, en la mayoría de los casos ese análisis no se realiza, sobre todo en bienes de escaso valor, siendo la compra impulsiva.

-El importante papel de las expectativas: en la mayoría de los modelos económicos uno de los factores determinantes del modelo que se considera bajo la condición ceteris paribus son las expectativas. Es decir, sea la curva de demanda, de oferta, la evolución del precio de las acciones... normalmente se considera que las expectativas no varían. El problema es que las expectativas es precisamente la variable que más se altera y además, en la mayoría de los casos, de las más determinantes. Ya pueden bajar los precios que si una prenda de vestir ha pasado totalmente de moda no se venderá. Ya puede obtener una empresa beneficios un año, que si se espera que en los próximos ejercicios tenga pérdidas, el valor de sus acciones bajará...

Como podemos observar, los modelos económicos, como modelos basados en el comportamiento humano, están sujetos a error y lo único que podemos intentar es que dicho porcentaje de error sea cada vez más pequeño.

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