domingo, 4 de enero de 2009

Tasa Tobin: un instrumento para frenar la especulación.

¿Se han preguntado por qué el dólar puede pasar en un año de costar 1 euro a costar 1,4 euros? Lo mismo sucede con otras monedas como la libra, el yen... Las causas son diversas, pero nadie duda que, entre ellas, una de las más importante es la especulación.

En 1971, el presidente Nixon abandonó la referencia del dólar al oro. Con ello se inicia una nueva etapa en los mercados de divisas que se preveía que fuera a producir una gran inestabilidad. Para otorgar estabilidad al sistema, el posteriormente premio nobel de economía James Tobin propuso, en 1972, un impuesto sobre las transacciones de divisas. Si bien el impuesto en un primer momento iba a ser del 1% sobre el volumen de la operación posteriormente se redujo a un porcentaje entre el 0,1 y el 0,25 por ciento. Con este impuesto se desincentivarían las operaciones a muy corto plazo, que suelen ser las especulativas, ya que en tan cortos periodos no se producirían beneficios suficientes para superar el coste de la operación que es el impuesto.

El impuesto se circunscribía únicamente a los mercados de divisas, es decir, a la compra y venta de divisas. ¿Pero cuan grandes son estos mercados? Pues según las estadísticas del Banco de Pagos de Basilea, centro internacional de intercambio de divisas, el volumen diario de operaciones en este mercado es de 3,2 billones* de dolares en el año 2007, lo que lo convierte en el mercado más grande y líquido del mundo. Se estima que entre el 80 y 90 por ciento de dichas transacciones son especulativas.

El proyecto se abandonó y quedó dormido durante más de 20 años, hasta que en 1997 estalló la crisis financiera asiática. En ese año, un editorial de “Le Monde Diplomatique” escrito por Ignacio Ramonet, volvió a poner en primera plana la existencia de la Tobin Tax o Tasa Tobin. A raíz de dicho editorial y del redescubrimiento de la Tasa Tobin, los movimientos antiglobalización hicieron de este impuesto uno de sus adalides, al dar respuesta a una de las cuestiones que se planteaban ¿Qué hacer con la recaudación de la Tasa Tobin?

La Tasa Tobin, aunque con un tipo impositivo muy reducido, tiene un importante efecto recaudatorio: con un tipo impositivo del 0,1%, lo recaudado sería 320.000 millones de dolares al día. Tobin, inicialmente, consideraba que dicha recaudación debía destinarse al Banco Mundial para que la gestionara, recordemos que el Banco Mundial tiene como fin fundamental otorgar créditos a los países menos desarrollados. Sin embargo, a raíz del artículo de 1997 y el apoderamiento de este impuesto por los movimientos antiglobalización, se pedía directamente que dicha recaudación fuera destinada a los países más pobres.

Por tanto, las virtudes del impuesto son, por un lado, frenar la especulación y, por otro lado, dar recursos a los países más pobres. Sin embargo, se presentan dos grandes problemas para su implantación:

-Para que funcione correctamente, el impuesto debe ser implantado en todo el mundo. De no ser así se producirían movimientos de divisas hasta los países donde su compra venta no esté gravada donde se realizarían las operaciones, falseando de esta manera el mercado. Éste es el GRAN obstáculo del proyecto, dada la incapacidad de los Estados de ver más allá de intereses partidistas y locales. Recordemos que ya en el artículo “Unión Europea: ¿Un oligopolio fiscal?” comenté la imposibilidad de la Unión Europea de armonizar la base imponible del Impuesto sobre Sociedades. Si unos pocos países, con fines y estructuras económicas similares, son incapaces de llegar a un acuerdo, mucho más difícil se presenta un acuerdo mundial.

-¿Quién gestionará los recursos? En estos momentos el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son denostados por los países más pobres que los ven como instrumentos opresores de los países más ricos. Sería necesaria una organización internacional neutral, que distribuyera los fondos mediante subvenciones al desarrollo para proyectos concretos, evitando el despilfarro y el desvío de dinero para otros fines.

Considero, no obstante, que el impuesto no se debería limitar a los mercados de divisas, sino que se debería extender a todos los mercados de capitales. Ya en el artículo "Bolsa de Valores: un lugar donde jugar" analicé como la especulación ha desvirtuado completamente a las Bolsas de Valores, y al igual que la Tasa Tobin podría dar estabilidad a los mercados de divisas lo mismo sucedería con los mercados de capitales donde igualmente se observan fluctuaciones que poco tienen que ver con la variación real del valor de los activos.


* Aunque la estadística del Banco de Pagos de Basilea habla de trillones hay que recordar que: 1 billon americano = 1.000 millones, 1 trillon = 1 billon. Al estar las cifras en ingles y en dolares considero que está haciendo referencia al trillón americano.

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