Si todos tuvieramos una información perfecta y pudiéramos conocer cuál es la mejor alternativa, los resultados de las elecciones seguramente estarían cantados, todos elegiríamos al mismo candidato al ser objetivamente mejor. Sin embargo, en el mundo real, la información no es perfecta y las decisiones del ser humano se guían muchas veces por impulsos no racionales.
Muchos son los autores que han estudiado cómo funcionan los procesos electorales. En las siguientes líneas se notará la influencia, sobre todo, de Anthony Downs. En concreto, quiero hacer referencia a dos cuestiones que, si bien al leerlas todos pensareis que son obvias, seguramente no nos hemos parado a reflexionar todo el significado que llevan detras. Estas cuestiones son:
No todos los votos valen lo mismo.
El uso de la ideología para movilizar el voto.
La primera afirmación puede llamar la atención, uno de los grandes avances del siglo XX, la paridad en el voto, y este hombre nos dice que no todos los votos valen lo mismo. Sin embargo, es así. Nominalmente mi voto vale lo mismo que el de cualquiera, pero potencialmente mi voto puede valer o muy poco o mucho.
Me explico, desde el momento en que la persona A puede influir en la persona B para que vote en un determinado sentido, el voto de la persona A vale mucho más que el de la persona B, de hecho el voto de la persona B pasa a valer muy poco, ya que, al político le es indiferente convencer a B, sabe que si consigue el voto de A tendrá el voto de B y, por tanto, si tiene que realizar esfuerzos para conseguir un voto, intentará complacer a la persona A antes que a B.
Aunque es un poco enrevesado, la aplicación práctica es muy sencilla y visible. Pongamos que yo sé que “El canto del loco”, por decir un grupo cualquiera, tiene un gran número de fans que son influenciables por el mencionado grupo: intentan vestir como ellos, cantar como ellos, leen sus entrevistas, sus formas de pensar... Me resulta mucho más fácil intentar conseguir que “El canto del loco” me vote que perseguir a miles de jovenes que si bien son influenciables por “El canto del loco” no lo son por mi.
Esto es una explicación de muchísimas facetas del comportamiento político, por ejemplo, por qué cuando llega una campaña los políticos se desviven para que los artistas y deportistas aparezcan junto a ellos o por qué determinados sectores de la población son totalmente olvidados por los políticos tanto en la campaña como en sus propuestas electorales: no sólo no le van a captar votos sino que incluso pueden restarles.
Como podéis ver no todos los votos valen lo mismo, tu voto vale menos que el de Iniesta, Pau Gasol, Melendi o “La Oreja de Van Gogh”.
Como he dicho al principio, la información no es perfecta, nadie es capaz en la sociedad actual de conocer todos los factores que le afectan económica o socialmente, y aunque los conociera no sería capaz de analizarlos para conocer qué opción es mejor. Eso en un mundo ideal, en la realidad, los ciudadanos, por regla general, ni siquiera conocen el programa electoral del partido al que votan (de conocer el programa de la alternativa ni hablamos), de hecho diría que ni siquiera conocen 5 propuestas concretas del programa de su partido. Esto podría producir cierto desconcierto en el político que se podría plantear ¿qué explico yo si nadie va a hacer caso a mis propuestas?
Para solucionar este dilema del político existen las ideologías. Una ideología "es el conjunto de ideas sobre el sistema existente (económico, social, político...)"
Los políticos todos los días dan gracias de la existencia de las ideologías porque les ahorran el trabajo de tener que explicar seriamente qué es lo que proponen, basta con que intenten identificarse con una ideología e intentar atraer al máximo número de personas a la misma. Las ideologías tienen sus propias características comunes como que un partido no puede seguir, en principio, dos ideologías diferentes y que la ideología ganadora tiende a ser imitada por el resto de ideologías. El peligro en este último caso es que te alejes hasta tal punto de tu ideología originaria que pierdas seguidores.
Creo que no hay que hacer un gran esfuerzo para observar ejemplos en la política española reciente: la eliminación del servicio militar por el PP, el continuismo de la política económica del PSOE, el acercamiento de IU al PSOE que tanto le ha dañado...
La ideología le sirve al político para no tener que dar grandes explicaciones. La representación del juego de las ideologías lo he visto perfectamente resumido en una expresión de un artículo de JRMora “Borregos rojos contra borregos azules”. Da igual lo que haga el propio partido, es su partido y siempre le votará. Los partidos políticos lo saben y, por ello, tratan de crear una gran seña de identidad, el sentimiento de grupo ya que saben que así están fidelizando a sus votantes.
La conclusión de este artículo no es muy diferente de la que hice en el artículo “La política del miedo”. Necesitamos una Educación que cree ciudadanos con un alto sentido crítico, ciudadanos que sean capaces de decidir por sí mismos y no se dejen llevar por la primera corriente que pase o les hayan inculcado en su hogar. No es raro encontrar a quien dice que a los políticos no les interesa este tipo de ciudadanos, yo creo que simplemente requiere un gran esfuerzo en Educación que todavía no se ha llevado a cabo.